
La agencia japonesa JAXA confirmó la apertura completa de la vela solar Ikaros, en lo que supone un resonante éxito para esta nueva tecnología de propulsión y generación eléctrica. El proceso de apertura fue llevado a cabo con grandes precauciones y siguiendo un plan complejo. Desde su separación del cohete lanzador, girando sobre sí mismo a una velocidad de 5 rpm, el vehículo redujo dicho giro hasta las 2 rpm y se preparó para liberar cuatro pequeños pesos que ayudarían al despliegue de la vela. Los citados pesos quedaron liberados el 26 de mayo. A continuación, se aumentó la velocidad de giro hasta las 25 rpm, lo que ayudaría a extender desde el 3 de junio los segmentos de vela, aún plegada, gracias a la fuerza centrífuga. Siguiendo las leyes de la física, la velocidad de rotación fue disminuyendo a medida que sus extremos fueron alejándose del cuerpo central, ayudados por un motor. El 8 de junio se daba por concluida la primera fase del despliegue, con la Ikaros ofreciendo el aspecto de una cruz y con una envergadura de 15 metros de punta a punta. La segunda fase supuso la apertura de la membrana de la vela, tarea que se terminó el 10 de junio. El proceso fue fotografiado desde cámaras situadas a bordo, que mostraron todo el proceso y confirmaron el éxito de la operación. La vela, que contiene una zona equipada con células solares muy delgadas, empezó a producir energía eléctrica, como se esperaba. La nave, en ruta hacia Venus, se halla a unos 8 millones de kilómetros de la Tierra. Durante los próximos días, los ingenieros examinarán el funcionamiento del sistema de generación eléctrica, y comprobarán si la vela responde a la presión de la luz solar, en cuyo caso variarán su orientación para controlar la aceleración, y con ello la navegación del vehículo. Esta tecnología podría algún día impulsar a sondas interplanetarias hacia lejanos destinos sin el enorme gasto de combustible que supone acelerar hacia ellos. (Foto: JAXA)